Segovia • Segovia • Castilla y León • España
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El Alcázar de Segovia se encuentra ubicado sobre una roca donde confluyen los ríos Eresma y Clamores. Monumento, castillo, fortaleza y palacio, el alcázar es todo eso a la vez pues reúne su privilegiada posición defensiva, los recios muros, las líneas elegantes de su arquitectura y su papel como residencia palaciega de reyes durante muchos siglos.
Un poco de historia del Alcázar
Se supone que en este lugar existió una fortaleza desde tiempo de los celtas. Sí que se han encontrado las evidencias de la construcción romana. Siguiendo las indicaciones de un plano encontrado en la biblioteca Vaticana, derribaron una de las paredes interiores del ala noreste. De esa forma se encontraron a gran profundidad los sillares de la fortaleza romana. Al verlos puedes comprobar que están tallados de igual forma y con los mismos materiales que los del acueducto.
De la presencia visigoda y árabe no ha quedado constancia. La cristiana comienza a finales del siglo XI tras la repoblación de la ciudad por Alfonso VI. El primitivo castillo se convierte en alcázar, es decir, en residencia real, en el siglo XIII por obra del rey Alfonso VIII y su esposa Leonor.
Durante los reinados de Juan II y Enrique IV el edificio toma su imagen gótica que quedará definitivamente fijada en el siglo XVI. En estos años tuvo lugar el levantamiento de los Comuneros. La antigua catedral que se encontraba justo delante del alcázar fue tomada por los comuneros, por lo que los partidarios del rey tuvieron que replegarse al castillo. Debido a estos enfrentamientos la antigua catedral resultó totalmente destruida y el alcázar gravemente dañado. La reconstrucción posterior del alcázar fue la que le dio estos característicos tejados negros de cuento de hadas.
Incendios y percances
Sufrió dos graves incendios, el primero el 10 de julio de 1.681 que destruyó la cubierta de la Torre del Homenaje, y el segundo mucho más destructor el 6 de marzo de 1.862 que se mantuvo durante dos días y redujo todo el edificio a ruinas. En primer lugar se pensó tasar y venderlo como material de construcción, pero finalmente en 1.882 comenzaron las obras de restauración durante el reinado de Alfonso XII. Las obras finalizaron catorce años después.
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