Calatañazor • Soria • España
Calatañazor, donde la tradición cuenta que Almanzor fue derrotado el año 1.002, es hoy un destino hermoso para pasar unos días en la más completa calma y tranquilidad. Este bello pueblo medieval, totalmente amurallado, está situado en la comarca de Tierras del Burgo a unos 30 km al oeste de Soria.
Qué ver en Calatañazor
El castillo y la muralla
La primer imagen que recibimos al acercarnos a Calatañazor es su muralla y el castillo. La muralla está casi completa y solo tiene dos entradas al pueblo.
Según la Wikipedia, el nombre de Calatañazor viene del árabe Qalat al-Nasur que unos lo traducirían como castillo del buitre y otros como nido de águilas. Cualquiera de las dos acepciones le viene como anillo al dedo, pues situado sobre un poderoso risco, domina todo el valle del río Milanos.
El castillo tiene su origen en el siglo XII y su aspecto actual es de los siglos XIV y XV. Está abierto por lo que las visitas son libres. Pudimos recorrer el patio de armas y subir a la torre del homenaje que ha sido restaurada para permitir el acceso hasta lo alto.
Iglesia de Nuestra Señora del Castillo
La curiosidad de esta iglesia estriba en el alfiz rectangular que contiene el arco de la puerta. Un alfiz es el marco que rodea o adorna la parte superior de un arco y era utilizada en el arte hispano-musulmán y por los mozárabes, sin embargo es muy raro verlo en una iglesia románica.
El actual edificio de estilo gótico se construyó sobre el original románico del siglo XII del que apenas quedan algunos restos en los muros norte y sur. En el siglo XVI se llevó a cabo la remodelación más importante del templo gracias al impulso de los Padilla. Sin embargo ese gran proyecto no pudo completarse. Será en el siglo XVII cuando se termina de forma homogénea el conjunto y se eleva la torre hasta su altura actual.
Los dos días que pasamos en Calatañazor la iglesia estuvo cerrada, por lo que no pudimos verla por dentro ni visitar el pequeño museo parroquial que contiene. También me hubiera gustado ver la pila bautismal que es del siglo XI.
El Rollo
En la plaza, como quien dice, a la sombra de la torre del homenaje del castillo, se levanta este rollo, picota de la justicia, medieval del siglo XV. Era el símbolo directo de la autoridad de los nobles propietarios del castillo, lugar de ejecución de sentencias y también donde se exponía a los delincuentes a la vergüenza pública. De ahí viene la expresión de «poner a alguien en la picota».
Junto al rollo han colocado la «Piedra del Abanico», un enorme fósil de hojas y tallos de palmera cuya antigüedad se estima entre 11 y 20 millones de años.
Ermita de la Soledad
Fuera de la muralla, antes de subir hacia la entrada del pueblo se levanta esta ermita de la Soledad, románico del siglo XII, aunque con varias reformas posteriores.
Los alrededores de Calatañazor
El Sabinar de Calatañazor
Quedan muy pocos bosques de sabina y uno de ellos es este pequeño sabinar que conserva ejemplares centenarios. La sabina es un árbol muy especial. Pueden aguantar temperaturas que van desde los fríos de -25º C a los abrasadores 40º C. Soportan heladas fuertes y sequías persistentes.
Lo tienen muy difícil para prosperar y reproducirse porque son heliófilos, necesitan mucha luz para crecer. Eso significa que otras especies de crecimiento más rápido impiden su desarrollo. Ha sido la acción humana gracias al pastoreo de ovejas, cabras y vacas la que ha permitido la formación de sabinares puros ya que estos animales prefieren comer esas otras especies y no les gusta la sabina.
Son de crecimiento muy lento. Solo crece de 1 a 3 mm de diámetro al año, pero precisamente por eso, su madera es muy resistente. Como ya señaló Plinio en época romana, es prácticamente imputrescible, no se pudre por la acción del agua.
El sabinar de Calatañazor es una auténtica joya que tenemos que cuidar y mantener.
La Fuentona de Muriel
La otra enorme sorpresa que encontramos solo a 6 km de Calatañazor es este ojo de mar, la Fuentona de Muriel, manantial natural que da origen al río Abión. Se puede dejar el coche en la Casa del Parque, pero es más cómodo adquirir la entrada ahí y llegar hasta la segunda zona de aparcamiento. Desde allí solo hay que seguir un fácil sendero llano siguiendo siempre el río Abión por un paraje bellísimo con mucha vegetación.
Pasamos una pequeña fuente de agua fresquísima, que antaño sirvió como cangrejera para mantener los cangrejos de río y muy pronto llegamos a este pequeño lago de aguas cristalinas. Se le llama ojo de mar porque en el fondo empieza una cueva y hasta ahora nadie ha podido llegar hasta el final de la misma. Se supone que está conectado con el mar por vías subterráneas, aunque eso es muy poco probable.
El programa de televisión «Al Filo de lo Imposible» lo intentó el año 2.003. Participaron 30 especialistas, llevaron más de 1.000 kg de material en una expedición de un mes de duración y ni siquiera con ese arsenal de medios pudieron localizar el final de la cueva.
Estos son los vídeos de los programas de televisión:
Al filo de lo imposible: la Fuentona de Muriel, episodio I
Al filo de lo imposible: la Fuentona de Muriel episodio II
El año 2.008 Daniel Santamaría y Amaia Olea con la ayuda de un equipo de otros 16 espeleobuceadores consiguieron un nuevo récord en la Fuentona. En concreto consiguieron alcanzar los 115 metros de profundidad en el segundo sifón y los 320 metros de recorrido.