Colombres • Asturias • España
Como estábamos alojados en Llanes, Colombres fue uno de los lugares que decidimos visitar ese día pues está a solo 22 km de distancia. Colombres es el mejor lugar para conocer el fenómeno social de la emigración de finales del siglo XIX y principios del XX. Aquí se concentran una gran cantidad de casas de Indianos y además una de ellas alberga el importante Museo de la Emigración.
Fundación Archivo de Indianos y Museo de la Emigración
Este fue el primer sitio que visitamos al llegar a Colombres. Está ubicado en la casa indiana Quinta Guadalupe. La construcción es soberbia, magnífica, un auténtico palacio de cuatro alturas en forma escalonada rodeado por un extenso y verde jardín. La construyó el acaudalado emigrante a Méjico Íñigo Noriega Laso en 1.906 en honor a su esposa Guadalupe.
Tras pagar la correspondiente entrada individual de 8 € por persona, iniciamos el recorrido por sus salones y dependencias. Con numerosos carteles, fotografías, maquetas, recortes de periódicos y audiovisuales, muestra con mucho detalle la terrible aventura que más de 300.000 asturianos vivieron abandonando sus pueblines entre 1.840 y 1.940 rumbo a las Américas. Los destinos elegidos fueron especialmente Cuba, Argentina y Méjico. El museo recoge también la impresionante labor social, económica, educativa y cultural que las diferentes «Casas de Asturias» llevaron a cabo en esos países.
Algunos triunfaron y volvieron ricos a esos mismos pueblos de los que habían salido sin nada, estos sí, con una mano delante y otra detrás. Como muestra de su éxito construyeron esas casas de indianos tan grandes y coloridas y por supuesto, con sus palmeras. Muchos volvieron a Asturias con sus ahorrillos y continuaron sus vidas mejor que antes. La mayoría se quedaron allá con situaciones económicas muy diferentes. No faltaron, sin embargo, los que tuvieron que volver más pobres todavía de cuando salieron y recibieron, por lo general, el desprecio de sus paisanos. Les llamaban «equipajes mojados» porque tenían que viajar en las bodegas y en los peores lugares de los barcos. Allí, claro está, sus pocas pertenencias acababan empapadas.
Casas de Indianos en Colombres
Estos nuevos ricos enviaron grandes sumas de dinero para construir sus casas, y también para mejorar la vida de sus parientes y paisanos en sus pueblos. Trajeron el agua corriente, electricidad, costearon hospitales y escuelas, carreteras y cementerios. En Colombres en concreto, transformaron radicalmente lo que era una pequeña aldea rural en una villa moderna con una arquitectura deslumbrante, llamativa y colorida. Incluso la Plaza Manuel Ibáñez y el Ayuntamiento que la preside son producto del dinero americano.
En una breve ruta por las calles de Colombres se pueden ver una docena de estas construcciones de gran calidad arquitectónica y en muy buen estado de conservación. En la misma Quinta Guadalupe del museo te proporcionan un excelente plano de la villa con la ubicación exacta de estas construcciones: el Ayuntamiento de Ribadedeva, la Casona de Noriega, la Casa Roja, la Mansión del Abuelo, Finca las Raucas, Quinta Buenavista, Las Palmeras, la Casa de los Leones, la Solana, Casas Gemelas de F. Noriega y El Cantu.
Feria de los Indianos de Colombres
El segundo fin de semana del mes de julio celebran en Colombres la Feria de indianos. Es una fiesta en la que se rinde homenaje a la cultura Hispanoamericana, su cultura y el legado que nos dejaron.
Qué ver cerca de Colombres
Ese día, además de la visita a Colombres, también nos acercamos a estos lugares que nos resultaron muy interesantes.
Cueva del Pindal
Aún sabiendo que no había entradas para visitar el interior de la cueva, nos acercamos hasta allí para ver el centro de interpretación que tiene paneles con explicaciones muy detalladas sobre la cueva y sus alrededores y para recorrer el entorno tan maravilloso en el que está enclavada esta cueva.
En el interior hay una increíble serie de pinturas datadas entre 13.000 y 18.000 años de antigüedad que representan diversos animales, bisontes, una cierva, caballos y la famosísima silueta del mamut, icono del yacimiento.
Ermita San Emeterio
Fuera del centro de interpretación encontramos la ermita de San Emeterio, una joya del siglo XIII con su característico soportal de entrada. La construcción actual es del siglo XVI. Está cerrada todo el año, pero ver el edificio por el exterior ya vale la pena. Aquí rodó Garci algunas escenas de la película «El Abuelo».
Frente a la ermita y resguardada bajo los árboles hay una pequeña capilla dedicada a los hermanos San Emeterio y San Celedonio, soldados romanos de origen celta que murieron mártires.
Ruinas Tina
Desde la ermita tomamos el sendero que en unos 3 km nos va a conducir hasta las ruinas del monasterio de Santa María de Tina.
El recorrido es un precioso sendero bajo la sombra de un bosque que todo lo cubre con su frondosa vegetación. En un punto del recorrido escuchamos y vemos a lo lejos la fuerza del oleaje rompiendo contra las rocas. Cuando hay marea alta y fuerte oleaje, el agua sale expulsada hacia arriba por unas chimeneas como si fuera un géiser. Es uno de los característicos bufones que hay en Asturias. Al final de esa bajada hay un puente de madera desde el que en algunas épocas del año se divisa una preciosa cascada.
Estas subidas y bajadas empinadas dificultan un tanto lo que en principio nos parecía un simple paseíto. De todas formas valió enormemente la pena zambullirnos entre los árboles rodeados de helechos que conforman este bosque ancestral y mágico.
El origen de la comunidad de monjes se remonta a los siglos VII y VIII, seguramente algunos eremitas solitarios, pero la fama del monasterio fue creciendo y ampliándose sus construcciones. En el siglo XVII la Abadía de Lebanza que ostentaba la propiedad, por motivos económicos, decide vender el monasterio y sus tierras a un vecino de Colombres, Juan Escalante de Mendoza, “con todos sus derechos y hacienda, señorío y propiedad”. Lo que había sido parroquia, pasó a ser una simple ermita y poco a poco fue decayendo su actividad hasta su desaparición final con la desamortización en 1.835.
La imagen de la Virgen, Nuestra Señora de Tina, que dio tanta fama al lugar es una escultura policromada de la Virgen con el Niño, románico del siglo XII. En origen sería de color negro pero fue restaurada con poco acierto. Actualmente se encuentra en la iglesia de San Roque en Pimiango.
Estas y otras muchas curiosidades, magias y leyendas de las ruinas de Nuestra Señora de Tina, las cuenta de una forma fascinante el autor de este blog:
https://laberintoromanico.blogspot.com/2012/09/asturias-cuelebres-xanas-y-templarios.html
Mirador del Picu
Antes de llegar a la cueva del Pindal vale la pena parar el coche en este mirador desde el que podemos contemplar unas vistas maravillosas, por un lado el mar Cantábrico y por el otro los Picos de Europa.
Playas cerca de Colombres
Playa de la Franca
Llegamos a la playa de la Franca en el mejor momento. Nos dio tiempo a comer en el precioso restaurante Bendía,(el Mirador de la Franca) mientras la marea seguía bajando. Durante esas horas de marea baja es posible realizar un maravilloso recorrido atravesando túneles naturales en la roca para pasar a una pequeña cala conocida como la playa del Oso. Las rocas y acantilados ofrecen un espectáculo soberbio y el recorrido es fascinante. No por nada la llaman la playa de las Catedrales de Asturias.
Playa de Vidiago
A unos 10 minutos de Colombres, la playa de Vidiago es otro de los rincones bonitos de Asturias. Playa de arena blanca con una zona pedregosa y rodeada de rocas y vegetación. Sencillamente espectacular.
Una lástima que el día no tiene más horas porque muy cerca de allí se encuentra el Bufón de Arenillas y sobre todo, en el municipio de Puertas de Vidiago, el ídolo de Peña Tú, unos grabados y pinturas del Neolítico. Lo dejamos para nuestra próxima escapada a Asturias.
La Ballota
Ya muy cerca de Llanes hay otra playa, la playa de La Ballota. Es sencillamente espectacular. Está delimitada por dos promontorios rocosos en sus extremos, uno de ellos con unos pliegues maravillosos. En el centro a escasa distancia en el agua, una enorme roca vigila como si quisiera proteger la arena rompiendo y dividiendo la fuerza del mar. El paseo de una punta a la otra de la playa es relajante. Me fascina siempre ver a un lado el Cantábrico y al otro el acantilado y la montaña verde exuberante de vegetación.
Desde el aparcamiento baja un cómodo y corto acceso hasta el arenal y a mitad de camino, un fantástico chiringuito con mesitas preparadas para la cena mirando al mar. Apetece mucho, pero aún no es hora.