El hacha proviene de una rica tumba masculina con estructura compleja, destaca por su excepcional decoración figurativa en ambos lados. Se trata de motivos típicos de la etapa orientalizante utilizados en la producción boloñesa. De arriba a abajo vemos un cervatillo mirando hacia atrás, un árbol de la vida, una esfinge, una bestia, probablemente un león, con la boca abierta y lengua fuera.
El pueblo etrusco nunca constituyó un estado único, sino que sus ciudades gozaban de autonomía y eran gobernadas por reyes (lucumones), al menos hasta el siglo V a. C. en el que se abrió un proceso en la mayoría de las ciudades etruscas en virtud del cual los reyes fueron sustituidos por magistrados. Los reyes se sucedían dinásticamente y unían al poder militar y de coerción (simbolizado por un hacha en el centro de un haz o fascio que un lictor llevaba delante del rey) los secretos de la religión, que transmitían a sus herederos.
El hacha, aparece en el «kit» de enterramiento boloñés durante el siglo VIII a. C. y constituye, junto con los bocados de bronce del caballo, uno de los mayores signos de prestigio. La riqueza de la decoración sugiere una función simbólica. Los usos del hacha pudieron ser variados, desde el instrumento de carpintería, arma de guerra y de caza, o como herramienta para el sacrificio de animales. Son estos últimos usos lo que podría indicar que la tumba pertenecía a un guerrero o sacerdote.
Procedencia: Bolonia. Arnoaldi necrópolis • 625-600 a.C. • Bronce • Fuente: Museo Civico Archeologico di Bologna