Glenelg

Glenelg • EscociaReino Unido

Salimos de Plockton rumbo a Glenelg, subimos por una montaña llena de curvas, barrancos, curvas, barrancos y un paisaje precioso tipo suiza. Casi no sé cómo llegamos a Glenelg. Estaba tan perdido en la montaña, que al principio pensamos que habíamos descubierto un lugar nuevo en el mapa, hasta que vimos un cartel que ponía «Bed&Breakfast». Nos dimos cuenta que ya había sido pisado por seres humanos.

Tomamos un té en un sitio que en realidad era de la comunidad y no estaba abierto al público. Fueron amabilísimos, nos invitaron a pasteles caseros y nos ofrecieron una agradable conversación e indicaciones para encontrar los Brochs y cómo salir de allí subiendo el coche a un transbordador, camino que nos pareció mucho más cómodo que el que nos trajo hasta aquí.

El Broch de Glenelg es una de las cosas que más nos ha impresionado de toda Escocia. Seguimos un camino de cabras bajo una fuerte lluvia. Íbamos en soledad total hasta que un ciclista nos adelantó bajo la espesa lluvia. Sí, «hay gente «pa tó». Antes de seguir con el relato he buscado la definición de Broch. Un Broch es un tipo de construcción, propiamente escocesa, de la Edad de Hierro. Es una torre de piedra con muros huecos de doble pared.

Hemos visto solo el primero y es impresionante. Una torre cónica, de unos 10 metros de altura, con un doble muro que deja un pasillo entre las dos paredes, de hace unos 2300 a 1900 años, ¡semejante construcción! Los muros de piedra de doble pared se apoyan mutuamente y hacen posible un edificio tan alto con una estructura relativamente ligera. Dum Tleve que así se llama este primer broch, es el segundo más alto que ha llegado hasta nosotros y sobrevivió casi completo hasta el siglo XVIII, cuando fue demolido ¡¡¡ para construir casas !!!

Se nos hacía tarde y tuvimos que ir volviendo para poder coger el transbordador. Es el último transbordador que queda de este tipo en toda Escocia. Un señor mayor y otro joven, en una caseta, bajo una lluvia constante y un «no hay prisa, no hay prisa»… ¡Vaya!, de otra época total. A la puerta de la caseta, una caja metálica abierta llena de agua de lluvia y monedas pide donaciones para algo que no recuerdo bien, hacer un puente o algo así. Ya éramos dos coches y nos cruzaron al otro lado a la Isla de Skye… y entonces empezó lo bueno.

¡¡Por todos los dioses del Olimpo!! ¡¡que carretera!! Era como el Dragón Khan pero con precipicios reales y lloviendo a cántaros, nunca en mi vida he recordado tanto a mi suegra… ¡Por tu santa madre, no corras!, ¡Por tu santa madre, no corras! El morro del coche se quedaba mirando al cielo como implorando y no sabíamos dónde iba a caer porque no veíamos la carretera al otro lado de la empinada cuesta. Y encima era un ‘One way’, no quiero ni pensar si hubiera venido otro de frente en esas horribilis rasantes. Creo que fueron unos 15 km, pero se me hizo muy largo… el más largo de mi vida.

Bueno… que merece la pena ver Glenelg, de verdad, pero mira en el mapa antes, a ver si ahora encuentras un camino mejor.


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