Capri • Los Farallones • Grotta Azzurra • Villa Jovis
Grotta Azurra, Baños de Tiberio, Palazzo di Mare, Castillo Barbarroja…
Y por fin llegamos a la Grotta Azurra. Hay muchos barcos y tuvimos que esperar más de media hora por la gran cantidad de turistas, además solo se puede entrar en barquitas de 4 personas. La entrada es muy pequeña, vas agachado en la barca y solo se puede entrar con buen tiempo y marea baja. La Grotta Azzurra tiene una tonalidad azul preciosa en el agua, tiene una entrada de 1 m. de altura, toda oscura con un agua de un azul intenso. La iluminación viene del agua, la luz penetra en la cueva por refracción a través de una abertura submarina amplia. Los romanos la usaban como ninfeo marítimo, estaba consagrado a las ninfas.
La visita al interior se hace muy corta porque la cueva es realmente bonita con su bellísimo y luminoso azul, los barqueros entonan con mejor o peor fortuna alguna canción… muy breve todo, lástima. Cuando vuelva a Capri, volveré a entrar, pero probaré a llegar hasta allí en autobús.
Desde el barco vemos los Baños de Tiberio, se les denomina los Baños de Tiberio aunque pertenecen al Palazzo di Mare que fue la residencia preferida de Octavio Augusto. Se extendía a lo largo de la costa más de 850 m. Se puede llegar caminando o en motoras que salen cada 10 min. desde Marina Grande. Fue muy expoliado durante el s. XVIII-XIX. En esta zona hay muchos barcos de vela, yatecitos, lanchas y barcas de todo tipo, el caso es disfrutar del mar.
Capri es una isla montañosa, está el monte Solaro, Cappello, monte San Michele, monte Tiberio y monte Tuoro. Tiene dos ciudades: Capri y Anacapri. La ciudad de Capri tiene dos puertos, la Marina Piccola y la Marina Grande.
Subimos a Capri en el funicular y dimos un pequeño paseo por el pueblo. Por Capri han pasado muchos escritores, en esta casa, de 1909 a 1911 vivió y trabajó el escritor ruso Maksim Gor’kij y en 1910 Vladimir Lenin. Capri es un laberinto de callejuelas estrechas. Vamos en busca de la Villa Jovis, el camino es precioso, cuajado de flores, parece una isla griega y las casas y los jardines están muy cuidados.
Pero antes, una paradita para comer. Camino hacia la Villa Jovis, encontramos, el Bar Lindos, con camarero amable incluido. Tomamos una bruscheta, una pizza pero con masa de pan, buenísima y coherente de precio, Capri es bastante caro, tienes que buscar bien para que no te claven.
Desde el barecito la vista es preciosa, flores y más flores y encima de la montaña, el Castillo Barbarroja, al nordeste de Anacapri, de origen bizantino levantado con materiales de construciones romanas. En el siglo XVI fue saqueado por el argelino Kaier-ed-Din, más conocido como el pirata Barbarroja.