La Alcazaba de Málaga

La Alcazaba de Málaga se sitúa sobre una colina que, hasta bien avanzado el s. XIX, tenía el mar casi a sus faldas.

Los fenicios fundaron la ciudad de Málaga en la ladera de la montaña entre los siglos VIII y VI a. C. Allí los árabes levantaron la Alcazaba, pues su altura posibilitaba la defensa de la ciudad. Además los barcos podían encontrar a su alrededor un puerto natural.

Alcazaba significa lugar alto fortificado desde donde reyes o sus delegados gobiernan apoyados por soldados y funcionarios.

La Taifa de Málaga fue un reino independiente musulmán que surgió en al-Ándalus en 1.026, a raíz de la desintegración que el Califato de Córdoba. Desaparecería definitivamente en 1.238 cuando los Reyes Católicos conquistaron el Reino nazarí de Granada.

Cuando Málaga pasó a formar parte del reino nazarí de Granada, la Alcazaba sufrió una importante remodelación. Construyeron el Castillo de Gibralfaro y añadieron murallas, dándole su aspecto actual. Todavía mantiene una función claramente defensiva, los musulmanes llevaban ya tres siglos en Granada y tenían que asegurar su posición. La defensa de Málaga frente a posibles ataques de corsarios, invasores o pretendientes al trono, era muy importante y el puerto que estaba justo a los pies de la colina, tenía que tener una gran vigilancia.

La Alcazaba, además de sede del poder y de su uso militar, era también un lugar donde vivían gobernadores, cortesanos y soldados. Por lo tanto, además de la parte defensiva tenía todo lo necesario para la vida cotidiana, mezquita, hornos, aljibes de agua. En el denominado patio de la Mazmorra, había incluso una cueva artificial que además de mazmorra, pudo servir como un silo destinado a guardar cereales. La Alcazaba llegó a soportar asedios de 6 meses y en otra ocasión albergó a mil caballeros y sus caballos.

Los palacios que hay son sencillos y reservaban su complejidad para la decoración de sus paredes, techos y suelos con adornos de rica policromía, en los que predominaban las alabanzas a Alá.

Un viajero, Abd al-Basit, se fascina ante los recursos de uso del agua en la Alcazaba: En ella vi una construcción hecha para el agua en la cual había tres grandes cántaros de porcelana. No he visto nada igual ni similar, ni nunca he oído hablar de ello. Estos tres cántaros estaban dispuestos el uno al lado del otro en esta construcción destinada al agua potable, en el dihliz (vestíbulo) de aquella alcazaba… y estaban maravillosamente fabricados y magníficamente adornados con extraordinarios y raros trabajos en relieve…