Capri • Los Farallones • Grotta Azzurra • Villa Jovis
La isla de Capri está en el mar Tirreno, en el golfo de Nápoles, a 5 km. de la penísula de Sorrento. Pertenece a la región de Campania y ha sido un lugar vacacional desde la época de la antigua Roma.
Llegamos a Capri en el Ferry desde Nápoles hasta el puerto de Marina Grande.
El pequeño puerto es caótico como casi todos, grandes barcos mezclándose con los barquitos, peatones y coches pasando por estrechas calles… A la ciudad de Capri se accede por un funicular de 5 minutos de duración desde Marina Grande, pero antes fuimos a buscar el barquito para dar la vuelta a la isla.
Vuelta a la isla en barca: Al comenzar el paseo vimos una estatuilla encima de un gran peñasco, dicen que… da la bienvenida y despide a todo aquel que visita a Capri. Desde el barco, vimos también el Arco Natural, era la entrada de una gran cueva que se adentraba en la montaña, pero las olas y el viento le dieron su actual forma. El paseo alrededor de la isla se hace en una barquita con motor, y es muy bonito. La costa de la isla está salpicada de preciosas grutas con coloridos del azul al verde pasando por turquesas y algún rojo de esponjas. Aquí la luz penetra entre las rocas por un pequeño agujero y provoca en un punto una tonalidad turquesa. Todas estas grutas y oquedades tienen nombre tipo «la gruta esmeralda», de los corales, etc.
Los farallones o faraglioni son tres grandes peñascos de unos 100 metros de altura y son el símbolo de Capri. Cada peñasco tiene su nombre, el primero está conectado a tierra firme y es Stella, el segundo es Faraglione di Mezzo y el tercero, Faraglione di Fuori o Scopolo. Por el túnel del Faraglione di Mezzo pasan los barquitos, nosotros también pasamos por debajo. Y el Faraglione di Fuori es el hábitat del lagarto teñido de azul, el Lacerta viridens faraglionensis, solo vive aquí.
El faro de Punta Carena fue edificado hace más de un siglo y es el segundo en importancia por su luminosidad y potencia después del de Génova.