Los gigantes de la ciudadela

Catorce gigantes ciclópeos guardaron durante siglos la Ciudadela de Melilla. Vigilantes de su paz, defensores de sus habitantes. Siempre atentos, acechando cualquier peligro, ya viniere por tierra o por mar. Velando día y noche por las almas y cuerpos de los que tenían acogidos bajo su sombra protectora. Al llegar la noche, después de su, casi siempre heroica jornada, sentían que alguien poderoso cuidaba de ellos: sus Torreones.

Recordémosles hoy. Demos un nostálgico paseo por los cuatro recintos, comenzando por el gigante del Norte.

1) Torreón de San Sebastián. Primitivamente del Caballero. Es un torreón privilegiado por su situación. Siempre en su norte, puesta la mirada en el inmenso mar. Adelantado con respecto a los demás y situado en el lugar más alto de esa península rocosa que ya era Melilla. No le preocupaba ser el “más flaco” de toda la Plaza. Su torre circular, sobre una plataforma triangular, o Lengua de Sierpe, de cinco metros de diámetro, sufrió a lo largo de los tiempos numerosos desprendimientos, de los que siempre salió adelante. Piadoso también, acogía bajo él un olvidado osario.

Por su belleza, en él se cumple el dicho: San Sebastián, bonito y galán.

Los gigantes de la ciudadela

2) Torreón del Bonete. Pasando al frente de Levante, nos encontramos con el primero de los cuatro gigantes, llamado en principio de las Cruces, que vigilaban cara a este mar. Construido, como todos, a principios del siglo XVI, sobre un acantilado, fue dotado de una caldereta para que su fogata sirviese de señal y aviso a las embarcaciones.

Este gigante del Fuego fue el primer faro de la ciudad, antecedente del que se construyó en 1.854. Actualmente su moderno faro (1.918) sigue alumbrando en las noches como centinela perenne que nunca baja la guardia.

3) Torreón del Bonete Chico. Nació, pequeño, en 1.515, circular y almenado. Por su poca envergadura quisieron derribarlo, pero supo defenderse sin que nadie lo consiguiera. El polvorín de 1.752 lo destruyó parcialmente, por lo que pasó a ser llamado el Volado. Fue reconstruido nuevamente y ahí está, cumpliéndose también este otro dicho de que no hay enemigo pequeño.

4) Torreón de las Pelotas. Llamado también de los Bolaños. Original construcción de estilo renacentista, planta ovoide y dos torreones semicilíndricos adosados a los extremos. En el siglo XIX era conocido como el Torreón de la Parada. Visitado por los paseantes vespertinos, debía sentirse muy halagado y feliz al saberse el gigante más acompañado de todos.

5) Torreón de Bernal Francés. Sin nombre definitivo, algunos lo llamaban así. Este poco conocido torreón fue construido a principios del siglo XVI. Se tienen pocos datos de su historia, tal vez por no considerársele un torreón de gran importancia. Su estilo es renacentista, de planta circular. Sencillo y como escondido, ahí sigue a través de los siglos a la sombra de su poderoso hermano el …

6) Torreón de las Cabras. Imponente centinela que tenía por misión vigilar el frente sureste de la Plaza. De gran envergadura, una altura de 28’7 metros y un diámetro de 16, fue construido a principios del siglo XVI. El terremoto de 1.660 lo agrietó y en 1.927 se hundió, causando varias víctimas a su pesar. Se rehizo mal y más pequeño que el original en 1.973. Actualmente luce con toda su majestad y fortaleza. Es el gigante mayor de todos los que rodean el recinto. Y mi preferido.

7) Torreón de la Florentina. Segundo gigante de los dos que vigilan la cara sureste. De planta ovoide, renacentista, fue construido también a principios del siglo XVI, conociéndosele como Torre Camacha. El terremoto de 1.660 lo destruyó, siendo reedificado al año siguiente. En 1.908 un desprendimiento lo derribó, perdiendo su forma elíptica y adoptando la de cuarto de círculo. Podemos disfrutar de unas agradables veladas en la terraza que el Club Scorpio ha montado sobre este torreón.

8) Torreón de San Juan. En el frente de la Marina. Llamado primitivamente Muñiz, se construyó en 1.515 almenado. Almenas que fueron eliminados posteriormente, como lo fueron las de otros torreones, por considerarlas innecesarias. El terremoto de 1660, que tantos daños causó, lo derribó, siendo reparado posteriormente, como asimismo lo fueron sus demás hermanos centinelas, igualmente dañados.

9) Torreón de la Cal. Edificado sobre la Puerta de la Mar (frente de la Marina) a principios de XVI. En 1.903 se construyó una escalera de madera, para facilitar el acceso al Pueblo, y en 1.914 se levantó otra mayor de hormigón armado, peldaños de granito y balaustrada de hierro. La escalinata actual data de 1.965.

Este gigante marinero forma parte de la decoración y defensa de la fachada más identificativa y emblemática de la Ciudadela.

10) Torreón de la Avanzadilla. Ya en el sector suroeste. Construido en 1.604 por Pedro de Heredia, sufrió diversas reedificaciones a lo largo de su historia. Cerca de él había un viejo aljibe de 7’8 metros de profundidad y fecha de 1.575. También el terremoto de 1.660 lo derribó. Hoy, junto con la plaza de su mismo nombre, que luce un bello escudo policromado, forma un hermoso conjunto histórico.

11) Torreón de las Beatas. Pasando al frente de Tierra, nos encontramos con este torreón flanqueando la Puerta de Santiago y destinado a defenderla. Fue construido en 1.549 por Miguel de Perea, de planta oval y estilo renacentista, conocido entonces como Casamata. Forma un conjunto monumental, junto con la Puerta de Santiago – que luce el bellísimo escudo de Carlos I – el torreón Desmochado y el famoso puente levadizo.

12) Torreón Desmochado. Llamado en su tiempo Turrión Mocho por carecer de almenas, flanqueaba el otro lado de la Puerta de Santiago. Construido en la misma fecha (siglo XVI) que todo el conjunto monumental, y de igual estilo arquitectónico, sobre el foso de Santiago, constituye todo un frente de gran belleza, admiración de quienes lo contemplan y representativo de esta vieja y gloriosa Fortaleza.

13) Torreón de la Ampolleta Nueva. Llamado también Torre de las Campanas, siglo XVI. De planta circular, defendía el sector oeste junto a su hermano la Ampolleta Vieja y la muralla levantada entre ambos, llamada Batería Real, dotada de doce piezas de artillería (1.575). Hoy solo quedan siete heroicos cañones testigos de su historia.

14) Torreón de la Ampolleta Vieja. Similar al anterior, y construido también a principios del siglo XVI, es una torre de planta circular. No es menos importante ni valiente que el resto de los torreones que defendieron durante siglos nuestra querida Melilla.

Y con este último torreón termino mi recorrido recordando aquellos magníficos Colosos. Hoy siguen ahí. Podemos contemplarlos emocionados y recordar al verlos que, gracias a ellos, nosotros estamos aquí. Son reliquias del pasado, héroes que nunca podemos, ni debemos, olvidar los buenos melillenses.

Carmen Carrasco

Este artículo pertenece a Carmen Carrasco Ramos y está sujeto a licencia 2.1 de CreativeCommons