La mutilación genital femenina (MGF) sigue siendo una práctica en algunas comunidades de Kenia, a pesar de estar prohibida desde 2001. Aunque la ley prohíbe esta práctica, especialmente en áreas rurales y entre grupos étnicos como Kikuyu, Kalenjin y Maasai, sigue realizándose por razones culturales y sociales, con la creencia de que asegura la virginidad y la «pureza» de las mujeres antes del matrimonio.
Las consecuencias de la MGF son graves, incluyendo dolor crónico, infecciones, complicaciones en el parto y problemas psicológicos. Sin embargo, organizaciones locales e internacionales están luchando contra esta práctica con campañas de concienciación, educación y apoyo legal, buscando cambiar las percepciones culturales y proteger los derechos de las mujeres y niñas. Aunque la implementación de la ley sigue siendo un reto, la batalla continúa con la esperanza de erradicar la MGF y asegurar un futuro seguro para todas las niñas en Kenia.