Palacio de Carlos V

Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada

El palacio de Carlos V tenía que ser suntuoso y lleno de lujo, según cuentan, para eclipsar la morada de los anteriores monarcas árabes. Cuando el reino pasó a manos cristianas, la Alhambra continuó siendo habitada en ocasiones por monarcas españoles. Carlos V mandó erigir este enorme palacio. Para ello, hubo que derribar una gran parte del edificio oriental, proyectado como residencia de invierno, para dejar sitio a esta maciza mole…

Con toda su imponente grandeza y mérito arquitectónico, miramos al palacio de Carlos V como un arrogante intruso y, pasando delante de él casi con un poco de desprecio, llamamos a la puerta musulmana.

Los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving

Una construcción muy accidentada

Las obras comenzaron en 1527 y no quedaría completamente terminado hasta cuatro siglos más tarde, el año 1957, por diferentes motivos, pero principalmente la falta de fondos. La sublevación de los moriscos, que a cambio de ciertas libertades eran la principal fuente de financiación del edificio aportando 80.000 ducados anuales para su construcción y la muerte del emperador Carlos V en 1580 supusieron un freno al proyecto.

Su sucesor, Felipe II dedicó poco interés y nunca llegó a visitar el palacio, al igual que su hijo Felipe III. Felipe IV sí que llegó a visitar la Alhambra y parece que quiso darle un empujón a la obra, pero pronto se abandonaron las obras. Todos estos parones hicieron que incluso los techos se hundieran por el prolongado abandono.

El primero de los Borbones, Felipe V y su esposa la reina Isabel de Farnesio estuvieron en la Alhambra desde el 23 de marzo de 1730 hasta el 5 de junio de ese mismo año y las obras avanzaron otro poco. Los dirigentes de la ciudad supusieron que se hospedarían en la Alhambra. Por ese motivo realizaron obras de emergencia en el palacio del emperador para intentar hacerlo habitable. Qué desengaño se llevarían cuando comprobaron que el principal interés del rey era la caza y este decidió cambiar su residencia de la Alhambra al Soto de Roma que era donde cazaba los faisanes porque estaba muy lejos.

Al comienzo del siglo XVIII, la retirada definitiva de la Corte del recinto de la Alhambra fue un desastre. Se destruyeron los jardines, se construyeron viviendas de forma desordenada y los fastuosos palacios fueron habitados por contrabandistas, ladrones y desocupados que se aprovechaban de que la Alhambra tenía una jurisdicción independiente.