Museo Británico • Londres • Inglaterra • Reino Unido
Estamos ante una de las más asombrosas piezas del Museo Británico, la Piedra de Rosetta por el enorme impacto y punto de inflexión que supuso para el conocimiento del antiguo Egipto.
Hallazgo de la piedra de Rosetta
En la campaña militar en Egipto Napoleón Bonaparte no solo llevó soldados, sino que también le acompañaba una comisión de expertos científicos y artistas. El 15 de julio de 1.799, mientras realizaban trabajos de fortificación y defensa en la ciudad egipcia de Rashid (Rosetta), los soldados encontraron una piedra que contenía inscripciones en una de sus caras. Formaba parte de los cimientos de una fortaleza que construyó el sultán mameluco Qaitbey en el siglo XV para defender una parte del río Nilo en la ciudad de Rashid.
El capitán francés Pierre-François Bouchard es a quien se debe el mérito de haber intuido la importancia de esa piedra rota encontrada, como quien dice, en una zanja.
Los avatares de las batallas y la historia hicieron que los ingleses prevalecieran en el control de Egipto y a finales de 1.802 la piedra acabó en el Museo Británico donde es la pieza más visitada y fotografiada.
Importancia del documento
Ya desde el mismo momento de su hallazgo, sus descubridores franceses comprendieron que tal vez esa intrincada retahíla de signos, dibujos y letras podría resultar fundamental para descifrar los antiguos jeroglíficos egipcios. Y así resultó, aunque estudiosos de varios países tuvieron que dedicarle muchos años de esfuerzo para lograrlo.
La losa está dividida en tres franjas con tres textos. Una está escrita en jeroglífico antiguo, otra en demótico, que era la lengua normal que se hablaba entonces y la inferior en griego antiguo por ser el idioma oficial de los gobernantes de Egipto descendientes de Alejandro Magno.
Como los tres textos son idénticos, primero a través de los nombres propios, se pudo establecer un alfabeto inicial y así comenzó el apasionante desciframiento de los jeroglíficos cuyo conocimiento se había perdido desde la época romana.
Los principales artífices que lograron las claves para descifrar los jeroglíficos fueron el británico Thomas Young y el francés Jean-François Champollion. Champollion tiene el mérito de ser el primero que redactó un alfabeto de caracteres jeroglíficos. A partir de ahí ya todo fue mucho más fácil.
Qué pone en el texto
El fragmento de la losa de poco más de 1 metro de altura es un decreto en el que los sacerdotes, los únicos que conocían la escritura jeroglífica, honran al joven rey Ptolomeo V en el primer aniversario de su reinado.