Las pinturas rupestres Prado del Navazo se encuentran en los términos municipales de Albarracín, Bezas y Tormón. Estas manifestaciones artísticas están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para visitarlas, lo mejor es acercarse hasta el punto de información situado en el Prado del Navazo, a unos 4 Km por la carretera de Albarracín a Bezas y desde ese punto solicitar la información en la caseta habilitada a tal efecto y seguir alguno de los recorridos que señalizados.
Disfrutaremos de un maravilloso paseo adentrándonos en el bosque de pinar de rodeno y además tendremos el privilegio de contemplar estas pinturas que cuentan con 8.000 años de antigüedad.
A 5 km de Albarracín por la carretera en dirección a Bezas, hay un aparcamiento. Desde allí salen distintas rutas que llegan a los distintos puntos con pinturas rupestres.
Los recorridos posibles son los siguientes
- En Albarracín:
- Sendero del Prado del Navazo
- Sendero del Arrastradero
- Sendero de la Fuente del Cabrerizo
- Sendero de Doña Clotilde
- En Bezas:
- Sendero del Abrigo de los Callejones de Bezas
- Sendero de las Tajadas de Bezas
- En Tormón:
- Sendero del Prado de Tormón
Estas son las pinturas rupestres de Prado del Navazo.
Estamos de camino en un precioso paseo entre los pinos para ver las pinturas rupestres de los Toros del Prado del Navazo.
Es la ruta nº 3. Es muy cómoda y sencilla, sin ninguna dificultad y está muy bien señalizada.
Sobre esa parte lisa en la roca hay nada menos que 19 figuras, la mayor parte animales como toros y caballos. También hay cinco cazadores con arcos. Las pinturas rupestres de Prado del Navazo corresponden ya al Neolítico, entre los años 7.000 y el 5.000 a. C.
Resulta muy curioso el hecho que son las únicas pinturas del arte rupestre levantino que son de color blanco, color que eligieron por el tono rojizo de la roca de la zona.
Abrigos en los Pinares de Ródeno.
Abrigo del ‘Tio Campano’
El abrigo del ‘Tio Campano’ es otro de los enclaves con pinturas en los alrededores de Albarracín. Su descubrimiento ha sido muy reciente, en 1.981. Aquí aparecen varias figuras de ciervos y caballos, esta vez de color rojo. La representación más interesante es la de un caballo de cuyo hocico sale una línea recta que termina en lo que parece una figura antropomorfa que sugiere que lo lleva como si lo tuviera domesticado.
Ha sido un hermoso paseo en plena naturaleza descubriendo y admirando estas magníficas pinturas rupestres.